¿Quemamos todo y a todos?
¡El cambio es imparable! Estas juventudes exclaman y entonan con impetuosidad la necesidad de una felicidad y un bienestar humano…

Por Sebastián Perdomo
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Has de aceptar la realidad, mi pequeño joven de antaño, la biología y la naturaleza por sí mismas exigen un cambio, exigen evolución. Los jóvenes de hoy exigen esa metamorfosis, cansados, desempleados, con ganas de devorarse el mundo. ¡Exigen un cambio! ¡Necesitan un respiro!
Al pasar los días de este histórico paro nacional, he notado un odio circular en cierta parte de la población, un odio que se hace notar y sentir a través de las redes sociales. Ya es hora, mi estimado joven, de aprender la lección, el odio es igual de ciego al amor, con la pequeña diferencia que uno crea y el otro devasta.
Es miserable perder la vida odiando y siendo cautivos de un sentimiento que nos asola poco a poco, llevando unas cadenas que nos atan a la regresión. Estimados jóvenes, no podemos comprar vida, no perdamos la vida, odiando, con violencia, matándonos entre nosotros. ¿Queremos construir? El odio no construye, todo lo contrario, deconstruye con viveza.
“El futuro nos depara algo mejor siempre que tengamos el valor de seguir intentándolo, seguir trabajando, seguir luchando” Barack Obama
El odio terminará estupidizando a quien odia, les hace perder el horizonte, les hace perder la objetividad. Pues, el odio no es el camino, la violencia no es el camino, la lucha entre el pueblo no es el camino. Mientras el pueblo se lanza piedra, se dispara balas y se queman entre ellos, los políticos de sucesión se toman un whiskey de 18 años disfrutando el panorama a través de la televisión y la radio.
¿Por qué no les tocan el bolsillo directamente? El día que se pueda lograr la acción colectiva entre los aportantes a los impuestos, ese día que exclamen el NO pago de impuestos, será el día que sí escucharán con vehemencia, les tocarán los bolsillos, la billetera, les tocaremos la llaga que está apunto de verter sangre.

¡El cambio es imparable! Estas juventudes exclaman y entonan con impetuosidad la necesidad de una felicidad y un bienestar humano, la necesidad de cumplir los sueños que imaginan y aspiran. No esperemos que vivir es recibir beneficios, vivir es dar, dar esperanza o dar una sonrisa cautivadora y alentadora a quien lo necesita.
No nos matemos entre nosotros, por favor, nada vale más que una vida, persigamos con persistencia la felicidad, acariciando nuestros sueños, sin permitir que el fuego que llevamos dentro se apague. Seamos conscientes que necesitamos abrazar la vida, abrazar al otro, tenga capucha o porte un uniforme, necesitamos abrazarnos entre nosotros, construyendo cada día un mejor país.